La identidad de la colitis en la escuela de qué mal escrito
El gustito de escribir es exactamente el del placer de comer un cuenco con varios tipos de cereales juntos (los de la rana, los del mono, los del perro y los del tigre, todos en el mismo bol).
En una página del cuaderno, a la que llego buscando en el papel lo que la memoria viscosa no retiene —poner páginas en indesign, poner páginas en indesign, poner páginas en indesign, ¿cuánto se puede buscar una cosa antes de aprenderla, eh puto INDESÍN?— encuentro preguntas y afirmaciones que dicen mucho del orden de mi cabeza.
Si esto fuese mi forma de cabeza/cuaderno habitual sacaría una flechita (amo sacar flechitas) desde "memoria viscosa" y desarrollaría esta imagen: porque sí, por el gusto.
El gustito de escribir es exactamente el del placer de comer un cuenco con varios tipos de cereales juntos (los de la rana, los del mono, los del perro y los del tigre, todos en el mismo bol), por eso una sigue escribiendo, con la boca muy llena, aun cuando son cosas tristes y por eso la sensación de estómago en desierto cuando la escritura se para, de frigorífico a fin de mes.
------>Pensar esa memoria y buscar en google «juguete pegajoso» para intentar recordar cómo se llamaba la masa amorfa que se tiraba contra las paredes y a la que no ofendía el gotelé (y ver que lo venden justo con ese término en Aliexpress) que coincidió en mi cabeza con la película de Flubber y que entonces llegue desde la memoria grimosa, que está en las manos —siempre el recuerdo es de las manos, incluso cuando se imagina— a un juguete de aros arco-iris-gusano-que-crece-mengua y se desplaza, sin tener el juguete hoy pero sabiendo que, cíclicamente y hasta que lo vuelva a perder, compraré uno.
Pero yo quería hablar de qué es encontrarse un año después en un cuaderno. En esta página en la que paro de forma casual, buscando sólo la palabra «página» encuentro otras que creo pertenecen a una clase: ¿qué es el mito? Indigenismo. La escuela de Nueva York. Dialogismo. Y su vez cosas absolutamente inconexas: la identidad del proyecto mío (¡y este retruécano?), cariño múteo (que no mutuo, así, con un acento raro y mal) e inmediatamente abajo, como una lista, gastritis crónica, colitis.
cariño múteo
gastritis crónica
colitis
En mayúsculas, a la derecha LO HAS DADO TODO Y SE EXPLOTA, y cosas del trabajo anterior (términos que les encantaba usar para sentir que movían los hilos de sus trabajadores y ellos eran infalibles cuando en realidad eran mezquinos y diabólicos, parias del capital).
LO HAS DADO TODO Y SE EXPLOTA, CARIÑO (múteo)
En esta certeza ambigua, incluyendo la falta ortográfica que silencia la boca y modifica la distancia como un verbo nuevo y sintomático, se podría resumir una vida entera. Pasa que nada pasa hasta que el cuerpo rompe, pasa que luego sigue sin pasar nada, pero quedan las estrías del estallido y no hay crema que las pare.
En esa explosión la cabeza quiere coger, recordar esta fecha y esta otra, automatizar procesos, leer mitos, paginar bien, ser estética, no tener hinchazón, piernas torneadas, hambre el justo, los nervios recortaditos como el flequillo, la conversación ágil, inteligente, el tiempo en asterisco, permitiendo hacer, a lo cuántico, seis o siete cosas a la vez, en cambio, cariño, la identidad de la colitis en la escuela de qué mal escrito.